El jueves 7 de agosto, nos fuimos a la casa de Ricardo. El nos enseño el pueblo como buen anfitrión. Comimos entre sombra y sol de un nogal. La foto os enseña la casa de Ricardo. Esta actividad se pudo realizar gracias a Clari, que preparo todo lo que hacía falta, la tarta, la nata, la llave de las escuelas y también a Carlos, el voluntario, sin olvidar tampoco a Jorge, el conductor, que puso alegría y esfuerzo.
De mañana dimos una vuelta por el pueblo. En ese paseo conocimos al Mariachi, un paisano que se ofreció para venir a cantarnos (¡Quién iba a decir que nos encontrariamos con un cumbiero en medio las Omañas!), eso sí, llego en el café, después de una guerra de nata y justo en el momento en que Candela preparaba los molinetes para cantar Jalisco no te rajes.
Solo faltaron fuegos artificiales, pero todo puede ser que en la próxima salida nos hagamos amigo de un Valenciano y nos monte las fallas. Menuda potra que tenemos.
